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¿Qué ha pasado hoy, 16 de abril, en Extremadura?
La fórmula del sorbete al cava de moda con Champín sin alcohol y sorbete de limón
"Los pijos cenan fatal, oye"

"Los pijos cenan fatal, oye"

Esta Navidad, en cuanto te descuidas, te calzan un sorbete al cava

J. R. Alonso de la Torre

Sábado, 31 de diciembre 2016, 09:07

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Tres Mini Cooper y un BMW utilitario. En el aparcamiento del supermercado, solo veo coches con mucho glamour de los que bajan señoras de 40 vestidas con mucho cuero y mucha piel, con melenas mechadas de rubio, que ondean al viento a pesar de que en el parking no se mueve una brizna de nada.

¿Qué cenarán los pijos estos días de fiesta? Me aventuro por los pasillos del súper más chic de la ciudad. Las conductoras de los Mini Cooper hacen cola en la pescadería. Observo para descubrir si optan por el lenguado de 20 o el besugo de 25, pero no, se quedan con unos langostinos cocidos de 9. ¡Vaya chasco!

Sigo mi paseo conduciendo mi carrito. Desde las islas y los estantes, me llegan informaciones interesantes. Primer dato, el mango y el foie, tan de moda todos los años, esta vez andan a la baja, si no, no se explican las ofertas llamativas con etiquetas de colores refulgentes: varias marcas de bloc de foie de pato a un euro, cientos de mangos gigantes a un euro... Hay que sacar como sea lo que se ha traído en cantidad y resulta que este año no es tendencia.

¡Qué complicado es acertar con los gustos de la clientela fina! Las señoras del Mini Cooper se acercan a la sección de charcutería. Hay jamón Joselito a 180 y lomo doblado a 60. Productos estrella para una cena lujosa. ¡Uy, uy, uy! Va a ser que no porque de las mangas de visón sedoso salen manos delicadas que cogen bandejas de huevo hilado y paquetitos de tomates cherry. Al instante, les dan la vez y solicitan fiambres de Navidad, o sea, algo parecido al chopped, pero más oscuro y con nombre sofisticado: galantina de ternera, gallina de Guinea rellena, lomo de Sajonia... En fin, mucho huevo hilado y mucho tomate cherry, pero poco jamón ibérico de campo. Mucha decoración, pero poca enjundia. Cómo defrauda la mesa del pijo. Pero es lógico: las pieles y los Mini Cooper se ven y presumes, pero nadie va a ver si comes Joselito o galantina. He ahí una máxima fundamental del pijerío: ahorremos en sabor lo que gastamos en ostentación.

Busco hojaldre fresco y no queda, se ha acabado todo. Me cuentan que, en Nochebuena, las cenas hojaldradas han hecho estragos: empanadas, empanadillas, volovanes, carnes disimuladas... La clave es camuflar vistosamente un relleno de tercera. La apariencia como esencia.

Cuero y piel paseando entre vinos. Un frizzante de 3 y un tinto de 5. Lo bueno se queda para las catas del club: el vino como placer colectivo y ostentoso, no como disfrute recogido y silencioso. El vino para comentar notas de cata, no para catar en la intimidad de la cena familiar, que nadie ve y donde el retrogusto no cuenta porque no se cuenta.

Otro dato: los sorbetes de limón al cava se han convertido en tendencia que arrasa. Descubro un arcón inmenso solo dedicado a los sorbetes de limón. Por menos de dos euros te llevas sorbete para una familia de 12. Queda fino y queda belga. Sorbete entre la galantina y la empanada de carne de cerdo con pimientos morrones. Sorbete para refrescar y diferenciar sabores. Sorbetes explicados, presentados como la culminación de la delicadeza y el saber estar. Están siendo las Navidades del sorbete, en cuanto te descuidas, te calzan uno de limón al cava.

¿Al cava? ¡Quia! Al Champín. Sí, un cava sin alcohol de dos euros que procura sorbetes baratos aptos para el niño, la niña, el abuelo y la abuela, que esta Nochebuena ha hecho estragos y en Nochevieja volverá a marcar la frontera entre el entremés y la carne. De vuelta al aparcamiento, ya se van los Mini Cooper. Caravana de melenas mechadas al viento, de cuero y piel, de galantina, frizzante, sorbete y apariencia.

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